Lindos Paisajes, Valiò La Pena
Cuzco, Perú 2014
“Cada vez que tengo que hablar español me avergüenzo. Me siento muy orgulloso de ser descendiente de los Incas. Quiero seguir viviendo el estilo tradicional de mis antepasados.” Son sólo las 9:00 am y Andrés nos está hablando de manera simple y directa mientras siembran más de 500 variedades de papas que él y sus comuneros en este pequeño pueblo perdido en las montañas han catalogado pacientemente en los últimos dos años. Su hijo le sigue. La presencia de nuestras cámaras lo intimida un poco. Intenta esconderse detrás de las piernas de su padre. Sus enormes y hermosos ojos marrones los mantiene mirando hacia abajo. Cuando los levanta brillan. Las palabras de Andrés nos hacen más conscientes de lo que significa ser una persona nativa obligada a aprender el idoma de la gente que masacraron sus antepasados.
Trato de explicar que nuestras intenciones son diferentes y como pequeña muestra de agradecimiento por su generosidad dejamos un poco de la comida que llevamos. Prometo que volveré el próximo año durante la cosecha de las papas que están sembrando ante nuestros ojos agregando solamente un puñado de estiércol de alpaca como fertilizante.
Continuamos nuestro día encontrándonos con nuestro amigo pastor Patricio que está llevando a pastar sus alpacas, vacas y caballos en las alturas. Caminamos lentamente, caminamos durante horas, fotografiamos este pequeño milagro de la vida. A nuestro alrededor la belleza de estas montañas hermosas y primitivas que hasta el momento no han sido violadas por las empresas mineras y por cualquier tipo de intervención infeliz del hombre. Lágrimas de alegría corren por nuestras mejillas. ¡Qué espectáculo!
Junto con Sandra y Chad seguimos respirando profundamente el aire fresco y enrarecido mientras subimos hasta 5.000 metros. Patricio camina delante de nosotros y nos sigue diciendo hola cada rato. Sonreímos y disparamos cuando baja el brazo.
Algunas fotos increíbles fueron tomadas en ese día y durante toda nuestra estancia en esto mágico taller inolvidable donde la presencia íntima de Martin Chambi está claramente con nosotros. Las imágenes muestran sin duda que él nos anima a continuar nuestra exploración de su tierra ancestral que ha capturado de manera tan íntima y apasionada en sus fotografías hace casi un siglo.
Estoy muy orgulloso del trabajo de mis alumnos y nos damos cuenta de lo afortunados que hemos sido por haber podido compartir este taller.
El último día caminamos durante 6 horas vagando por otros paisajes extraordinarios. Nos sentimos cansados, pero sentimos un gozo profundo dentro de nosotros.
Creo que estos largos paseos iniciales son solo el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida. Simplemente sonrió. ¡Estoy listo! EB