No Bull Shit
Tlacotalpan, México 2007
Mi segundo taller en mi nueva casa: Veracruz y los lindos parajes a su alrededor.
Esperé pacientemente por un año completo para este nuevo desafío, esta nueva oportunidad de profundizar mi trabajo sobre esta fiesta tan especial.
Me sentí muy contento que los 7 estudiantes ( 4 viejos y 3 nuevos) crearon un grupo que se llevó súper bien. El nombre que escogimos lo dice todo acerca de nuestras intenciones de trabajar duro:”group No Bullshit”.
Los primeros días fueron lentos, pero dieron la oportunidad a cada fotógrafo de sintonizarse con la gente y los lugares. Durante las sesiones de edición en Veracruz nos dimos cuenta que algunas de las mejores fotografías fueron sacadas en aquellas jornadas lentas en las cuales fueron forzados a ver” verdaderos” momentos fotográficos.
Otro aspecto de mi filosofía fotográfica que estoy tratando de inculcar a mis estudiantes es de fotografiar también cuando aparentemente parece que no está aconteciendo absolutamente nada. Acontecen tantas cosas, y algunas son verdaderamente extraordinarias.
Compartí con ellos la maqueta del libro sobre Cuba y algunas de mis más recientes copias de trabajo acerca de México, Perú y Ecuador. Tuvimos largas e interesantes conversaciones sobre los diferente aspectos fotográficos.
Keith me hizo una critica detallada sobre mi proyecto fotográfico. Me conmoví cuando explicaba que había sido tan severo porque quería que el libro fuera impecable, que fuera entre los mejores en la historia de la fotografía callejera.
Seis de los siete estudiantes (un record hasta hora) me confirmaron su decisión de adquirir una copia de la edición limitada del libro que tendrá una copia original (numerada y firmada) para ayudarme a editar el libro de manera totalmente independiente ( con ellos son ya más de treinta).
Increíble pero verdadero!
Mientras las celebraciones empezaban a ovillarse el ritmo empezó a ser siempre más rápido. Juan desapareció con sus amigos músicos fandangueros y casi se eclipsó por la semana completa; todos los demás y yo teníamos unas horas intensas para poder estar detrás de todos las diferentes oportunidades fotográficas. Keith y Sonia nos enseñaban cotidianamente sus fotos digitales. Todos aprendimos de sus imagines. Les di algunas sugerencias sobre come mejorar y ser más intimo con sus sujetos.
Luego llegó la hora de los toros. Uno tras otro cruzaban el río, arriesgándose, como siempre, de ahogarse; sembrando el pánico entre la muchedumbre electrizada cuando emergían como figuras mitológicas por la otra orilla. Como un estupido caí dos veces dañándome un poco las piernas. Pero los festejos continuaban imparables. Cojié un poco, pero continué imperturbable en intentar de atrapar fragmentos de vida.
Dorothy fotografió poco, pero al final nos demostró que si ve “verdaderos” momentos poco importa si no tiras muchas fotos. Sonia estaba aprendiendo a la velocidad de la luz algunos de los aspectos más importantes sobre como crear una buena imagen. Los otros estudiantes y yo les dimos algunos consejos y inspiración. Bob, Bruce y Chad estaban completamente fascinados por el lugar y trabajaban frenéticamente.
Luego llegó el momento de regresar a Veracruz. Hicimos la edición de más de cien rollos alegrados por las delicias culinarias que Sissy nos preparaba con tanto amor. El milagro, una vez más, se devanó delante de nuestros ojos: entre una miríada de imágenes inútiles subían a la superficie algunas fotografías únicas y especiales.
Les había dicho a mis estudiantes que en el 2008 me hubiera gustado seguir la devoción por la Virgen de la Candelaria en el Perù. Después de haber finalmente mirado mis hojas de contacto ( de las cuales estoy bastante contento: la profundización continua lentamente, pero continua), entendí que debo quedarme aquí todavía, en esta tierra que nos recibió con los brazos abiertos. Regresaré el próximo año.
EB