Galería Misericordia

Iquitos, Perú 2016

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® Linda Hollinger

 

Asistí a muchos talleres en los últimos años, pero no fue hasta que el destino me llevó al increíble sitio web de Ernesto Bazán con sus imágenes cargadas de espiritualidad y alma que algo cambió. Quedé  tan inspirada por las increíbles imágenes de las galerías de los estudiantes y los comentarios positivos de los estudiantes que decidí seguir mi primer taller en Salvador de Bahía, en Brasil hace dos años. Ahora estoy en mi tercer taller con Ernesto y no sólo cambió mi visión fotográfica, sino también de la vida misma. Ernesto tiene un enfoque único para la enseñanza, es integral y sincero, riguroso y profundo, y te obliga a ir más allá de su zona de confort.
Ahora estoy aun más motivada para estudiar y seguir una dirección positiva.
Sus talleres van más allá del simple acto de fotografiar. Es una bendición poder encontrar familias llenas de calor humano dandote la bienvenida y ser invitado a sus hogares y en su vida. Es agradable ver las caras familiares de los estudiantes ya conocidos y encontrar unos nuevos.
Gracias Isabel, Nilo, Mónica y Julia por sus críticas constructivas durante las sesiones de edición, y gracias Ernesto por compartir tus diecisiete años de trabajo en el Perú.  Eres una inspiración para todos los que asisten a tus talleres! Linda Hollinger

 



 

® Monica Jiménez

 

Este año, sin planearlo, terminé haciendo dos talleres con Ernesto uno detrás del otro en Perú ; mismo país, dos mundos diferentes. Debo decir que la crudeza de Iquitos y Pebas, este último, un pueblo perdido en las profundidades de la Amazonia, al principio me llamó la atención. Nunca había visto tanta pobreza y falta de oportunidades dentro de una comunidad. Los ríos que lo rodean representan para las personas al mismo tiempo una gran bendición y una amenaza, ya que proporcionan el transporte, la pesca y el comercio de mercancías a lo largo de los cursos de agua, sino también, por muchos meses del año, los ríos inundan sus casas sin piedad, lo que limita su espacio de vida a lo que la naturaleza permita.

Una vez que me recuperé del impacto inicial, empecé a ver y apreciar la belleza de su existencia sencilla. Me podía pasar horas mirando a los niños jugando en el río, saltando alegremente y sin temor en el agua de los edificios a su disposición como delfines nadando cerca. O verlos jugar en la calle con todo lo que tenían en sus manos, desde tapas de botellas de plástico hasta llantas viejas, aviones de papel y con mascotas que no volvería a ver en otro lugar. La electricidad, el internet y el agua potable son por supuesto muy limitados recursos en la zona. Sin embargo, a pesar de todas estas limitaciones, la generosidad y la amabilidad de la gente y su voluntad de dejarnos entrar en sus casas y compartir su cultura y sus tradiciones, han sido unas experiencias que nos han hecho sentir más humildes! Todo esto, junto con nuestros recorridos diarios a lo largo del río entre diferentes comunidades indígenas y religiosas, y la oportunidad de estar con un lindo grupo de fotógrafos con sus proyectos personales interesantes y también la oportunidad de revisar la maqueta del libro futuro sobre la vida de Ernesto “Before You Grow Up… “(un homenaje a su familia, y un proyecto que tuve la suerte de presenciar su desarrollo desde su creación en septiembre pasado), me dieron otra experiencia fotográfica y de vida increíble.

Ernesto, gracias por tu apoyo y por todo lo que me has permitido ver y aprender, que va mucho más allá de la fotografía. Y gracias de nuevo por haber encontrado un delicioso pastel en el medio del río Amazonas para celebrar mi cumpleaños! Nilo, Isabel, Julia y Linda: disfruté el tiempo que pasamos juntos y aprendí de todos ustedes. Espero que nos encontraremos de nuevo. Mónica Jiménez

 



 

® Nilo Rebecchi

 

“Esta mañana me fui temprano. Caminé durante cuarenta minutos. No vi nada.” “En mi libro sólo hay seis fotografías tomadas en ese año.” Estas palabras de Ernesto me ayudaron. Poco a poco me di cuenta de que en la fotografía los fracasos son el día a día. La excepción es capturar una foto que resume una situación y expresar la emoción sentida por su autor. Cuando, en raras ocasiones, sucede, da sentido a todos los fracasos. Es cómo caminar por un camino incierto con la esperanza de llegar a un destino desconocido.
La conciencia de la dificultad de expresarse a través de la fotografía alimenta la determinación. Para mí fue la primera lección que he extraído de los cinco talleres con Ernesto en la Amazonia peruana. Experiencias que me han dado mucho más de lo que imaginaba. El descubrimiento y la conciencia de situaciones y sobre todo la amistad.
Se repite que la fotografía no se puede enseñar. No se. Todo el mundo se acerca a su manera, impulsado por la necesidad de expresarse. Lo que sí sé es que aquellos que experimentan esta necesidad pueden progresar al confrontarse con un maestro que, como Ernesto, sabe enseñar sin tener que explicar y con personas que comparten tu misma necesidad. Me encontré con gente y fotógrafos extraordinarios, como Linda, Isabel, Mónica y Julia, que con amabilidad y determinación estuvieron inmersos en situaciones difíciles a veces. Cuando me encuentro con personas que sienten esta necesidad, siento alegría y confort y siento que los conozco a todos desde siempre. Nilo Rebecchi

 



 

® Isabel Soler

 

Granada, 21-06-2016

Querido Ernesto,
Como habrás visto ya he entrado en mi rutina y apenas me da tiempo a ver o escribir en Facebook y demás medios sociales. Esto no quiere decir que olvidé mi experiencia amazónica, todo lo contrario. Es ahora cuando empiezo a tener una perspectiva de lo vivido y cómo ha influido en mí o en mi fotografía.
Fui a Perú buscando una experiencia personal que me acercara de nuevo a la fotografía, pues esta sin la vivencia o la madurez para mirar a nuestro alrededor no es nada. Quería que fotografía y vida se unieran de nuevo.
Lo que he encontrado es algo más.
Hace tiempo que me pregunto qué es lo que une a la gente aun estando lejos. No es solo la fotografía, la fotografía, como el arte o como los gustos comunes o las aficiones compartidas, en principio son excusas para compartir, mediadores que toman forma al ser compartidos. A veces sirve una cerveza con tapa, un desayuno andaluz o una cena amazónica, pero el verdadero punto de unión es la energía que nos mueve, que nos hace creer que otros mundos son posibles y que nosotros podemos crearlos. En ese momento, justo en ese momento, la fotografía se convierte en un medio, una herramienta útil y necesaria como intermediaria entre lo que somos y el lugar en el que nos encontramos.
Yo he necesitado ir a Perú para saber dónde estoy fotográficamente y ahora entiendo cómo se puede mirar igual en Perú que en Brasil o en Italia igual que en México, pues nuestro lugar, con la gente que queremos, va con nosotros.
Es difícil llegar a conclusiones en estos viajes fotográficos, pero me pregunto cómo lo consigues, ¿cómo consigues que unamos energías para llegar a unas imágenes propias?
Pienso que planteas 3 fases. La primera fase es la forma en la que te das.  
Darse, ofrecer tu portfolio, exponerlo y exponerte a la crítica es un acto de generosidad y es un acto da confianza para dialogar y comunicarse. “Es fácil- me decía un amigo- das y te dan, quieres y te quieren”. Pero fácil, fácil, no es para todo el mundo.
La siguiente fase es la empatía. Ponerse en el lugar de los demás, observar qué hacen y cómo lo hacen para poder hablar desde su mirada y aportar nuevos datos. Identificarse con el otro para ayudar forma parte de tu empatía. Comprender para enseñar.
La tercera fase. Tu resiliencia. Es la capacidad física que tienen determinados objetos o materiales para recuperar su estado original una vez sometidos a presión o adversidad. Aplicado al ser humano es la capacidad para afrontar y superar circunstancias adversas sin pensar en la derrota. Esto aporta equilibrio emocional y, por tanto, positividad y tranquilidad.
Así, si sumamos Generosidad, Empatía y Resiliencia obtenemos la energía positiva que nos ofreces.
G + E + R = E+
Es el ambiente perfecto para poder explorar, mirar con detenimiento, observar, sentir, elegir y compartir. Por eso creo que, cuando la energía latente se hace patente, se contagia, y a través de hilos invisibles une grupos que, como el nuestro, ha sabido entrelazar sus miradas y crecer en poco tiempo.
Y de los diálogos, consejos, sugerencias que entre nosotros, Nilo, Julia, Mónica, Linda, tú y yo hemos compartido, y que guardo con celo, mantengo ahora uno en la memoria que me los resume: “No dispares hasta que no sientas la emoción”.
Gracias por ofrecernos un lugar común donde compartir nuestras emociones, Ernesto. Isabel Soler

 



 

® Julia Vogelweith

 

Participar en un taller con Ernesto es como tragar una píldora y tener experiencias positivas de todo el mundo que fluyen dentro de tu cabeza.
Se te da la oportunidad de explorar nuevos mundos, para vivir tu vida de una manera más compleja y más rica.
Te hace crecer como ser humano. Julia Vogelweith

 


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