Lost and Found in Bahia
Salvador de Bahía, Brasil 2015
Estoy en Bahía. Siento el salitre en mis labios y alrededor de los ojos. Me alegro de estar de vuelta en esta tierra que tiene un lugar especial en mi alma. Mi pasión por los viajes en estos parajes sigue aquí gracias a mis estudiantes!.
Me gusta el grupo que el destino ha enviado por mi camino: una maravillosa combinación de estudiantes nuevos y viejos.
Como siempre, los llevaré a cavar por dentro de las entrañas de esta ciudad de luces y sombras, donde el destino me trajo, por primera vez, hace diez años, sin ninguna razón aparente. Ahora, sé el porque!. Ha sido una bendición poder fotografiar aquí después de la trágica salida de Cuba. Revela lo que estaba guardado para mí, aunque en aquel entonces aún no lo sabía. Mi vida fotográfica hubiera sido mucho más difícil sin Bahía!
Llevo el grupo al mercado de Sao Joaquim, el centro de la cultura afro-brasileña, donde la gente viene a encontrar los ingredientes más frescos para preparar su comida diaria impregnada con sabores africanos como el aceite de Dendè y las especias ferozmente picantes. El mercado ya no es lo que era antes, cuando puse el pie aquí por primera vez. Por una estúpida Copa del Mundo se le ha dado un face-lift que ha borrado parcialmente su pasado antiguo y crudo. Ahora es sólo una sombra de lo que era. Algunas secciones en parte se salvaron y siguen de forma precaria ahí. Convido mis alumnos a buscar momentos especiales, no sólo por la belleza del lugar, sino también por su gente maravillosa tanto los vendedores que los compradores que acuden al mercado diariamente y que le dan un ambiente mágico.
David dice: “Este el tipo de lugar que me gusta. Podría quedarme aquí para siempre! “, Le respondo con una sonrisa.
Después de un par de horas nos trasladamos para Bomfin tomando un autobús bajo la luz resplandeciente de la tarde. Embalados como sardinas disfrutamos del paseo.
Nos tomamos un descanso en el restaurante con la hermosa vista donde compartimos bolinhos, moqueca y cervezas.
Luego exploramos la iglesia hermosa y espaciosa del Señor de Bomfin con esta parte llenas de ex-voto por los favores recibidos. Una miríada de imágenes pegadas en las paredes, brazos y piernas de cera, ojos y senos colgando del techo. Juntos tratamos de desentrañar la esencia de este aparente caos visual.
Con Calvin, David, Elke, Frank, Linda, Marcos, Mónica, Sandra, Santiago y Tamar vamos a la isla de Itaparica para fotografiar finalmente las celebraciones en la iglesia abandonada del Señor de Vera Cruz. Es increíble lo que podemos ver y fotografiar. Velas encendidas en todas partes. Niños corriendo dentro y fuera de las paredes decrépitas que la naturaleza con sus raíces vigorosas ha salvado del olvido. Imágenes doblada en dos de la Virgen al lado de pequeñas figurillas de barro de santos. ¡Qué espectáculo!
El grupo se está mezclando de una manera especial. Llevamos a cabo sesiones de edición muy intensas; miramos al trabajo pasado de algunos de los estudiantes. Logramos hacer selecciones concisas, eliminando todas las imágenes superfluas de sus proyectos. Comparto la maqueta de mi futuro libro sobre mi familia por primera vez. Cada estudiante se lo lleva a su habitación y lo estudia cada noche, luego por la mañana me dan su opinión. He aprendido mucho de sus consejos.
Y comemos bien cada noche en el restaurante italiano en la hermosa playa de fina arena blanca donde queda nuestra posada. Con la comida tomamos nuestra bebida favorita: la caipiriña. Seguiremos tomándola durante todo el taller. Rubén, el rey de las caipirinhas, nos va a seguir preparando las más inolvidables mientras nos reímos, nos abrazamos, lloramos, y tenemos muchas conversaciones apasionadas!
Y luego vinieron los abrazos terapéuticos que mi dulce Sandra nos dio a cada uno de nosotros diariamente. Nos enseña lo que un buen abrazo puede hacer. Nos dan cercanía entre nosotros, nos ayudan a romper barreras, nos muestran que la vida puede ser simple y hermosa. Los abrazos son maravillosamente atractivos y todos sentimos su necesidad. Estoy considerando seriamente emplearla en cada taller! Jajaja!
Finalmente nos dirigimos hacia Cachoeira, la ciudad colonial que se ha convertido en el cordón umbilical de mi trabajo en las zonas rurales del Reconcavo Bahiano. Últimamente, he empezado a sentir que la intimidad que poco a poco estoy alcanzando aquí se está acercando a la que tenía en la Cuba rural. Nunca me imaginé que iba a ser posible. Un brillo de la felicidad ilumina mi alma.
Miro a todos mis estudiantes mezclarse con algunas de las familias de los pueblos que estamos visitando. Me gusta que no están fotografiando solamente, interactúan, comparten la vida, dan algo a cambio: amor, atención, comida.
Con el pasar de los años, me he dado cuenta de que esta es la forma ideal para fotografiar. Lo entiendo cada vez más con el ovillarse de mi vida. Estoy feliz de traspasarlo a mis alumnos. Las fotos de nuestro grupo Lost and Found expresan lo que vivimos. EB