Galería Delicate Vultures
Oaxaca, México 2015
® Erika Arrieta
Un taller con Ernesto es mucho más que una experiencia fotográfica. Es una meditación y una conexión con tu alma para poder expresar lo que uno siente acerca de la vida a través de la fotografía. Es una inmersión en la cultura, creando un vínculo con la gente que te permite amablemente entrar en su vida; es descubrir grandes seres humanos y personas con talento que comparten contigo el amor por la fotografía. Ernesto es un líder que amablemente te sacude; él está comprometido con tu crecimiento y procura que tu búsqueda vaya más allá de tu zona de confort.
Al final del taller no sólo te quedas con imágenes memorables y significativas, sino también te sientes como una persona diferente, ávida por explotar tu verdadero yo. Erika Arrieta
® Juan Pablo Ampudia
Ernesto nos ha pedido escribir algunas palabras de nuestro sentir acerca del taller, en realidad no sé ni por donde empezar. Demasiadas emociones al mismo tiempo. Probablemente deba hacerlo desde el momento cuando descubrí por primera vez el trabajo de Ernesto (su libro Bazán Cuba). Al abrir por primera vez el libro quedé completamente fascinado con la intimidad que sentí en cada uno de sus encuadres; escenas de vida diaria visualmente cautivadoras y hermosamente impresas. Desde ese mismo momento supe que en mi viaje fotográfico necesitaba conocerlo y no fue hasta un año y medio después que nuestros caminos por fin se lograron juntar. Ahora después de haber participado en el taller entiendo cómo es que esas fascinantes imágenes cobraron vida y porqué cada una de ellas logran evocar maravillosos sentimientos al contemplarlas; todo se resume a una sola palabra: honestidad.
Una buena imagen no es únicamente forma y contenido, una imagen debe ir más allá y para lograr que trascienda uno tiene que poner el corazón al fotografiar y ser honesto contigo mismo y con tus sujetos. No basta con salir a buscar la foto, uno debe de disfrutar el camino y las experiencias paralelas, que son incluso más importantes que el resultado final de la imagen.
Aún sigo digiriendo todas las palabras y consejos que Ernesto ha compartido con nosotros y estoy seguro que este taller ha sido un parte aguas en mi forma de fotografiar, pero sobretodo en la forma en que veo ahora a la fotografía. Estoy inmensamente agradecido con Ernesto, con Juan de la Cruz y con los asombrosos fotógrafos con los que compartí tantas historias en estos días en Oaxaca. Sé que este será el comienzo de una gran amistad en la que las buenas imágenes nos desbordarán.
Por último, si estas leyendo esto y estás planeando asistir a alguno de los talleres de Ernesto, puedo decirte, con el corazón en la mano, que no lo pienses dos veces, es una experiencia única de la cual no te arrepentirás. Y quien sabe, a lo mejor podamos conectar en Bahía o Nápoles en el 2016! Juan Pablo Ampudia
® Harald Claessen
Venir a Oaxaca de Rusia fue un cambio de lugar drástico. Resultó que valió la pena haber llegado unos días antes para abrir tu mente y tu corazón a un nuevo entorno, para abrirte a la gente y sus costumbres, y por fin para darle forma a una hermosa experiencia y poderla llevar a tu casa.
Los pequeños pueblos de montaña que visitamos nos proporcionaron tanto una interacción espontánea con los lugareños así como un ambiente libre de distracciones para la búsqueda de nuevos niveles fotográficos dentro de ti mismo.
La diversidad de los fotógrafos talentosos, cada cual dando su opinión sobre tu trabajo durante las sesiones de críticas diarias, te hace ver tu propio trabajo desde diferentes perspectivas, te hace darte cuenta de las diferentes formas que abraza el arte de la fotografía. Es el verdadero yo interno del fotógrafo, su experiencia, sus sentimientos y emociones que se expresan a través de su obra. A medida que todos empezamos a conocernos mejor, parecía casi posible escoger al azar una foto diaria del grupo y poder entender quien la hizo, simplemente, haciendo coincidir el sentimiento de la foto a la personalidad del fotógrafo. Cada foto sigue la personalidad de cada autor.
A parte de ser un gran placer trabajar con Ernesto, también me hizo buscar por nuevas respuestas sobre mi fotografía, y sobre mi vida. Dónde, cómo y por qué fotografiar? Es la búsqueda de la auto-expresión que te brinda inspiración. Las notas en mi bloc de notas parecen estar convirtiéndose en nuevas ideas, proyectos y aventuras. Harald Claessen
® Judi Babinski
Nunca es cuando sucede. Es siempre el recuerdo de lo sucedido. El momento está tan envuelto con el aspecto físico de lo que está sucediendo, el ir arriba y abajo por las colinas, la búsqueda de las imágenes, nunca consiguiendo por completo el flujo, sentir calor, estar sin aliento, con ganas de una cerveza, de tener que ir al baño.
Es divertido. Cuando vuelvo, por fin me golpea totalmente en el intestino todo lo que ocurrió. Así, que los recuerdos son ahora. Los problemas físicos y emocionales se han ido. Sólo quedan los recuerdos de un viaje muy especial con un maravilloso grupo de compañeros de viaje.
Tal vez eso es lo que son las fotografías, los recuerdos de lo sucedido.
Gracias Ernesto!
Eres un chamán muy especial abriendo puertas tanto espirituales como físicas para tu tribu de once pequeños indios. Judy Babinski
® Justin Meredith
Tarde o temprano la magia de Oaxaca te jala. Quizá no va a tener sentido todo, pero si prestas atención, surgen momentos que no se pueden explicar por completo. Este viaje me permitió moverme más allá de la superficie y la monotonía de la vida cotidiana y tallar un espacio personal donde tuve la oportunidad de acceder a mi verdadera voz interior. A veces creo que se ha ido, y los talleres son siempre un buen recordatorio de que siempre está ahí, a la espera de ser utilizada nuevamente.
Gracias a los (decentes) Buitres Delicados, y a Ernesto por encabezar la carga empujando a todos más allá del imposible. Justin Meredith
® Linda Omelianchuk
Llegué al taller de Oaxaca para descubrir las auténticas, celebraciones tradicionales de la fiesta anual de Día de los Muertos en México. Sabía que si alguien podía guiarme en un viaje que combinara humanidad y espiritualidad, este sería Ernesto. El es una persona especial que está tocando muchas vidas, incluyendo la mía. He estado orando por un largo tiempo, pidiéndole a Dios que me dirija a mi nuevo propósito en esta nueva fase de mi vida, y me dio a él como una influencia fuerte y positiva.
Viajamos a los pequeños pueblos construidos en las sinuosas carreteras de la montaña de la Sierra Norte, donde encontramos la belleza y la calidez de los mexicanos que han tocado nuestros corazones. Celebramos con los músicos locales, bailamos con los aldeanos enmascarados, y comimos pollo con mole juntos.
Los momentos más bellos para mí fueron los encontrados en los cementerios. Admiraba cómo las personas lavaban con ternura sus tumbas familiares, como las pintaban y las adornaban con caléndulas frescas, lirios, y velas. Y más tarde, en la oscuridad de la noche, con cientos de velas iluminando el cementerio, fue emocionante ver gente de todas las edades rindiéndole honor a las almas de sus seres queridos durante toda la noche.
Y, por supuesto, estaba el grupo especial de mis compañeros fotógrafos, un equipo talentoso, diverso y generoso, que con nuestro Maestro Ernesto, ayudaron con su crítica, la edición que nos hicieron, a todos, a ser mejores observadores de la vida. Linda Omelianchuk
® Rafael Fabres
“Certidumbre, escepticismo, sorpresa, incertidumbre, frustración, ansiedad, clarividencia, convicción, calma, auto-conocimiento, humildad, risa, llanto, camaradería, fascinación, entendimiento, aprendizaje, catarsis, gratitud y mezcal. Mucho mezcal!”
Esperaba tener una experiencia que me hiciese mejorar como fotógrafo, que me sacase del bache en el que me encontraba a nivel creativo.
Lo que tuve en cambio fueron catorce días de lección de vida. Nada menos.
De este señor, Ernesto, uno aprende a hacer fortaleza de lo que antes se piensa son debilidades.
A abrirse emocionalmente y a dejar que la sutilidad, la sensibilidad y la poesía cobren importancia en lo que uno hace.
A ser consecuente. A ser consecuente.
A escucharse uno mismo y a saber como andar por esa senda, a veces muy enrevesada que es la fotografía y por consiguiente la vida.
A ver las cosas con la perspectiva de alguien que sabe. Que sabe mucho porque ha visto mucho y que no tiene ya que demostrar nada.
Alguien que vive, respira, siente y desde luego enseña la fotografía con pasión.
Y tanto yo como todos y cada uno de mis compañeros, algunos reincidentes varias veces en sus cursos, lo sabemos.
Porque esa montaña rusa emocional de aprendizaje, sentimiento, exposición, camaradería y avance como ser humano y como fotógrafo que son sus cursos, deja huella. Vaya que si la deja.
Lección magistral de fotografía.
Lección magistral de vida. Salud! Rafael Fabres
® Regula Tschumi
Mi primer taller con Ernesto en Oaxaca fue una experiencia increíble!. Ernesto no sólo es un gran maestro, sino también me hizo, para mi que nunca había estado en México antes, descubrir la rica cultura de este país, la gente amable y la hermosa Sierra de Oaxaca. Gracias a los contactos personales de Ernesto y sus amigos en la Sierra, nosotros los estudiantes tuvimos la oportunidad de seguir a un grupo de músicos. Nos permitieron fotografiarlos durante la fiesta cuando estaban cantando y bailando en casas privadas y en algunos pequeños, remotos pueblos de montaña. También tuvimos el privilegio de ver el chamán cuando realizó los rituales de apertura y de cierre de la fiesta de los muertos. Pasamos muchas horas fotografiando los hermosos cementerios que fueron ricamente decorados con flores. Durante las dos noches principales del festival las tumbas fueron iluminadas con velas y muchos miembros de la familia pasaron toda la noche allí. Creo que todos experimentamos algunos momentos mágicos cuando estuvimos fotografiándolos!
Además de hacer fotografías todos los días y muchas veces también por la noche tuvimos nuestras sesiones de edición de grupo con Ernesto. Miramos juntos nuestras fotografías seleccionadas escuchando los interesantes y útiles comentarios de Ernesto. También nos mostró a todos lo difícil que es sacar una sola buena fotografía a diario! Ernesto nos mantuvo empujando a dar lo mejor. Explicó cómo una buena imagen tiene que ir más allá, tiene que captar un momento mágico, y tiene que haber algo especial en ella. Entendí que forma y contenido son importantes, y que no debe haber ningún elemento de distracción. No fue fácil para mí y, sobre todo, en los primeros días, me quedé bastante confusa. Pero al final las horas de edición me ayudaron mucho. Estaba aprendiendo y disfrutando de ver al trabajo de los otros estudiantes. Escuchando cuidadosamente las críticas de Ernesto y de otros estudiante empecé a ver en qué dirección ir. Además de nuestra edición de grupo, tuvimos el privilegio de descubrir algunos de los trabajos inéditos de Ernesto. Mirando sus fotografías y discutiéndolas con el grupo también me ayudó mucho a afinar mi visión artística.
Finalmente quiero agradecerle a Ernesto no sólo por su gran enseñanza sino también para compartir muchos de sus lugares y contactos favoritos con nosotros y por haber reunido a un maravilloso grupo de estudiantes que habían venido desde tan lejos como Rusia, Canadá, EE UU, Holanda, México, Brasil, España y yo desde Suiza. Nuestro interés y el amor común por la fotografía fue que nos mantuvo juntos, todos estuvimos dispuestos a aprender y a la vez admirar la obra de Ernesto. Nos hemos divertido un montón juntos ayudándonos unos a otros. Quiero darle un gran agradecimiento a Ernesto como gran líder del grupo y un gran agradecimiento a los “buitres delicados” para los días maravillosos que pude compartir con ustedes. Les echo de menos a todos y espero ver a Ernesto de nuevo en algunos de los otros talleres de la BPW! Regula Tschumi
® Santiago Llobet
Los rituales de la noche de muertos en México son una tradición que me enamoró desde que los vi por primera vez hace ya varios años, cuando vivía en México.
Este año 2015, he participado en varios workshop con Ernesto pero sabía que volver a México, al país en el que viví grandes emociones, y además a fotografiar los rituales de Oaxaca iba a ser algo que me quedaría en la memoria para siempre. No se trataba de un taller más, se trataba de un reencuentro con México.
Viajar con Ernesto y su grupo de estudiantes siempre te deja un recuerdo profundo en el alma. Cuando se terminan vuelves con un álbum de fotos que va más allá de las fotos que tomas para aprender, acaban siendo fotos de un fragmento de tu vida que has compartido con personas a las que casi llamas “amigos” desde la primera semana, porque siempre aparece un espontáneo cariño entre todos los del grupo.
El aprendizaje fotográfico se combina con el compañerismo, con las críticas, con las risas, con las experiencias humanas y todo se amalgama en una experiencia vital que sabes que no se borrará de tu memoria.
Nuestro grupo, vino a llamarse “Decent Vultures” que luego cambió y cambió para finalmente llamarse “Delicate Vultures”. Cambió tanto de nombre que resultaba difícil saber cual era el nombre que satisficiera a todo el grupo. Las cenas acompañadas de mezcal eran el escenario ideal para debatir nuestro nombre y también fue ahí donde descubrimos que Linda era muy exigente para esto de los nombres.
Esos días en el estado de Oaxaca, descubrimos un México profundo, tradicional y amable, lleno de máscaras y tradiciones que nos dejó a todos un maravilloso sabor de boca y muchas ganas de volver.
Algunos de nosotros volveremos, si Dios quiere, pero lo que no sé es si
volveremos a vivirlo tan intensamente como lo vivimos siendo “Delicate Vultures”. Santiago Llobet
® Tanya Nezzer
Correspondí con Ernesto durante un año antes de que lo conocí finalmente en Oaxaca. Originalmente, me había inscrito en su taller en el Valle Sagrado en 2014. Por desgracia, después de llegar a Perú, pero antes de que comenzara el taller, recibí la noticia de que mi padre se estaba muriendo, y de inmediato volé a casa. En los meses siguientes, Ernesto fue una presencia amorosa, amable y de gran apoyo en mi vida. Siempre estaré agradecida por su generosidad.
En la Sierra Norte, Ernesto nos abrió las puertas a un mundo mágico que no sabía que existía. Experimentamos ritos y tradiciones a que pocos extranjeros se les permite ver. Mi tiempo en México se vio reforzado por la presencia de mis compañeros – todos ellos fotógrafos talentosos y gente maravillosa. Fue un raro privilegio de ver sus imágenes; sus fotografías “fueron más allá” y abrieron nuevos mundos para mí. Todos ellos están todavía vivos en mi mente. Para citar a la musa de nuestro Maestro, Raymond Carver:
“No hay lo suficiente de nada
en el tiempo que vivimos. Pero a intervalos
una dulzura aparece y, dándole la oportunidad
prevalece.” Ultramar” Tanya Nazzer