Los Vampiros de la Fotografia
Cuzco, Perú 2013
La nostalgia de los primeros días casi se fue gracias a la cálida bienvenida que hemos recibido constantemente de la gente peruana.
La idea de mover las fechas del workshop en el Valle Sagrado desde octubre a noviembre fue una buena movida porque después de once años sacando fotos en los mismo lugares, de las mismas fiestas, tuve la oportunidad con mis estudiantes de continuar la exploración de esta región fascinante.
Estos días pasado en el campo, parando cada vez que veía una oportunidad, compartiendo conversaciones y chicha con las acogedores familias campesinas que encontramos a lo largo del camino, han sido muy especiales. Cada estudiante está apreciando la suerte que nos acompaña.
En los talleres pasados nunca habíamos recorrido tanto camino. Participamos en nuevas celebraciones arriba de los cuatro mil metros de altura en la van dirigida por mi chofer de confianza Víctor, descubriendo nuevos, extraordinarios, paisajes, siendo recibidos con gran entusiasmo por los peruanos.
Puedo declarar tranquilamente que el grupo Los Vampiros de la Fotografía ha sido, sin duda alguna, el más completo y complejo de todos mis grupos en todos estos años aquí en el Perú.
Nos encontramos con momentos sencillos y increíbles como aquel de los niños y de los gatitos. Como buenos vampiros sedientos descendimos sobre ellos con la esperanza de captar la interesante relación entre los gatos y los muchachos. ¡Que situación!
Sin obstaculizar el trabajo de cada cual, sacamos fotos en manera coral de estos momentos preciosos.
Por casualidad nos encontramos a fotografiar un festival de danza tradicional. Centenares de niños, de muchachos y hasta de sus maestros participaban en el evento. La música, el baile, los trajes colorados, los gestos sensuales de los bailarines me hicieron correr unas lagrimas de regocijo en mi rostro. Me hicieron entender porque en los últimos doces años llevo sintiendo un amor profundo y incondicional por este país; porque sigo regresando a estos lugares. Tantos recuerdos, muchos momentos inolvidables que se han convertido en una parte importante de mi.
Perú es seguramente mi país preferido en América del Sur; aquí siento que la gente está aún en sintonía con su pasado, con las tradiciones, la música, con su vida.
A pesar de la globalización el país hace de todo para defender sus raíces. Los Peruanos con orgullo nos dice: no queremos ser uniformados.
Esta mañana, después del delicioso desayuno y la selección cotidiana de las imágenes de mis nueves estudiantes, ascenderemos nuevamente arriba de los cuatro mil metros para unirnos a numerosas comunidad campesinas para festejar su pueblo.
Nos estamos preparando para esta nueva aventura donde podremos tocar las nubes con los dedos.
Una cosa está clara: la exploración continuará en los años a seguir para tener una visión más profunda de esta tierra ancestral.
Quiero humildemente darle las gracias a cada uno de mis estudiantes que junto con las imágenes únicas que sacaron también compartieron estos días inolvidables.
Bruce, Debby, Geralyn, John, Justin, Leonardo, Mónica, Stein y Tom su presencia hizo posible este taller.
Les agradezco por escucharme y por haberme ayudado a editar mi trabajo cubano, mexicano y peruano, por haber compartido este largo recorrido, por los momento amenos de la comida tan rica de este país como el ceviche de lenguado, los chicharrones de calamar, el chaufa de camarones y las deliciosas empanadas de Ernestina.
Muchos de los recuerdos compartidos continuaran a fluctuar dentro de mi.
No veo la hora que llegue mayo del 2014. Prepárense para un nuevo viaje espiritual, donde el cielo y la tierra se encuentran. EB