Galería Titanic 7
Iquitos, Perú 2010
® Frank Baudino
La experiencia en Iquitos fue más lejos que mi imaginación. Nunca había estado en un lugar tan excitante y tan rico en posibilidades fotográficas. No dormí muy bien durante el taller simplemente porque me costaba absorber todas estas nuevas sensaciones que venían a mí. No podría comparar el mercado de Iquitos con nada que haya visto antes — y eso que he andado por mercados de muchas partes del mundo. La escena era vida cotidiana en medio del caos total y la inexistencia de la ley. Al otro extremo estaba la simplicidad, inocencia y calma de la gente que vivía en Belén, la ciudad flotante, en el Amazonas. Los niños corrían a nuestro bote sosteniendo osos perezosos, sus mascotas, como si fueran ositos de felpa, y tuvimos la libertad de entrar a las casas de completos extraños — algo impensable (y probablemente peligroso), en Estados Unidos.
Fuimos afortunados de tener un grupo de fotógrafos estudiantes talentosos, nuestras habilidades fotográficas crecieron, con la ayuda de Ernesto, mientras revisábamos nuestras imágenes diarias. Fue especialmente conmovedor el momento en que Ernesto nos honró a Willard y a mí, por ser el veinteavo taller para ella y el décimo para mí, con una bella impresión de una fotografía tomada por él en Itaparica, una isla frente a Salvador de Bahia, en Brasil. También colaboramos con Ernesto viendo las imágenes de su próximo libro de Cuba, esta vez a color: Al Campo.
Siento como si hubiera progresado muchísimo como fotógrafo desde mi primer taller en Cuba en el 2002, pero de muchas formas me siento aún un principiante. Soy más capaz de reconocer cuando mis imágenes no son más que descriptivas, y cuando, en ocasiones, van más allá, hacia algo artístico o hermoso. Estoy eternamente agradecido.
Frank Baudino
® Linda Kay Myers
Iquitos, Perú, es un lugar fascinante, donde la gente ha aprendido a adaptarse a la vida a lo largo del Amazonas. Vimos aves y animales exóticos, comimos mucha comida marina y viajamos en mototaxis y botes, en vez de en autos. La gente fue cálida y amigable y parece disfrutar ser fotografiada. Me gustó la hospitalidad y el espíritu generoso de las personas que conocí en Perú y espero tener la oportunidad de regresar.
Linda Kay Myers
® Liz Loh Taylor
Con alma, humilde y muy inspirador. Intento con estas tres palabras resumir mi experiencia con Ernesto en Iquitos, un taller muy especial. Supe por uno de sus estudiantes que Ernesto era un profesor increíble. Mi intriga me puso cara a cara con Ernesto, y tuve el placer de aprender por 10 días de una extraordinaria persona, de un profesor y fotógrafo de categoría particular. “Necesitas justificar todo el encuadre, todo tiene que tener un propósito” Esas palabras habitaron mi mente durante todo el taller y aún lo siguen haciendo! Suenan tan simple pero son a la vez tan difíciles! La solemne motivación de Ernesto continúa a pesar de que cada día fue más desafiante que el anterior, mientras iba creciendo bajo su guía.
Iquitos estaba lleno de vida! Cada calle, cada esquina, cada persona que conocíamos, cada relación marcó mi vida desde los mercados hasta los pueblos. Fuimos tan afortunados de poder visitar y fotografiar los distintos lugares y personas todo gracias a Ernesto. Bienvenidos en cada casa como si fuéramos familia, fue una experiencia de nunca olvidar.
Gracias, Ernesto, por 10 maravillosos días, por ser tan dedicado, abierto y compartir con todos nosotros, por ayudarme a ver y a desarrollar mi propia visión fotográfica. Siento haber crecido mucho en ese corto tiempo. No podría pedir un mejor profesor. Un enorme gracias a todos mis compañeros, de quienes aprendí tanto.
Liz Loh Taylor
® Sophie Peeters
Iquitos – la Amazonía – tenía grandes expectativas y la experiencia lo superó todo. Me siento muy afortunada de haber sido parte de este especial e increíble taller: disfruté enormemente la armonía que se creó en este grupo (gracias a todos!) – los muchos momentos divertidos – las maravillosas personas que cruzaron nuestro camino y, por supuesto, los muchos desafíos fotográficos que Ernesto nos motivó a enfrentar y a capturar de una manera hermosa. Aún cuando fueron solo 10 días – la atmósfera de la Amazonía creció en mí – llevándome a casa una sensación magnética que me tienta a regresar…
Sophie Peeters
® Theo Erbenius
Tal vez la mejor manera de describir estos 10 días podría ser “despertar”. Por diferentes razones mis imágenes estaban sin alma, sin sentimiento, como si hubieran sido creadas solo por mi mente. Las veía frías, rígidas y sin magia. Ernesto, una persona tan generosa y puro corazón, fue el perfecto antídoto. Solo verlo en acción es inspirador. Y notar lo consciente que está él de su entorno aún cuando está en la mitad de una conversación es impresionante. Cuando él intuye una imagen va tras ella, y es tan hermoso e inspirador ser testigo de eso. Nos aconsejó no apretar el disparador todo el tiempo, que solo tomáramos fotos de lo que realmente nos movía el alma. Tan importante y tan difícil de olvidar. Y luego viene la parte de justificar el encuadre completo… esa tampoco es fácil. Durante estos adorables 10 días creo haber entendido el sentido de lo que se necesita para tomar una maldita buena foto. Y créanme, no es nada fácil. Pero la práctica tiene su recompensa, y después de 10 mágicos días siento que tengo la inspiración para continuar este viaje fotográfico por mucho tiempo. Muchas gracias a Ernesto, a mis compañeros del taller y a la increíblemente generosa gente de Iquitos. Todos ellos hicieron posible esta maravillosa experiencia.
Theo Erbenius
® Willard Pate
Antes de ver al resto del grupo en el aeropuerto de Lima para volar a Iquitos, Linda Kay y yo tomamos un vuelo para visitar Cusco y sus alrededores otoñales — el taller que desenfadadamente clamo como mi favorito. Me encanta regresar a ese adorable campo de llamas y ovejas y altas cumbres de los Andes. El taller de Iquitos en sí mismo fue especialmetne memorable porque fue mi veinteavo taller con Ernesto — el mejor y más generoso profesor de fotografía del mundo — y porque lo compartí con otros estudiantes recurrentes de Ernesto — Frank, Sophie y Linda Kay — y con Theo y Liz, dos nuevos y muy talentosos miembros de la creciente “familia de Ernesto”. Mi agradecimiento va para Ernesto y para todos los estudiantes que he conocido en los talleres que he tomado durante ya casi 10 años.
Willard Pate