Waiting for Pablo
Oaxaca, México 2004
Cada año regresar a Oaxaca me llena de alegría por el encanto que la ciudad tiene, por la conmovedoras fiestas que vamos a fotografiar y por las dulces memorias que guardo de los talleres pasados.
Amo también el desafío de expresar a través de la fotografía los dos elementos esenciales de nuestra existencia: la vida y la muerte.
Mas fotografió y mas me doy cuenta que mis imagines hablan de esta dicotomía.
Otro pequeño grupo, totalmente empapado de la misma espiritualidad descripta en el taller peruano.
El grupo Waiting for Pablo toma su nombre de mi impresor un poco desmemoriado y desorganizado. Pero al final nos cayó tan bien que hemos decidido dedicar a su imprevisible modus operandi el nombre del taller. Estoy seguro que se va a reír cuando leerá estas palabras.
Los dos estudiantes no hubieran podido ser tan distintos y a la vez tan cerca en su deseo de aprender, de romper los esquemas fotográficos preconstituidos, de querer sentir sus sujetos bajo la piel.
Nos divertimos muchos, descubrimos nuevos sujetos para fotografiar, hicimos una selección muy concisa de su trabajo.
También descubrí en Joyce y Juan dos grandes editores de mi trabajo. Me pidieron de enseñarle mi proyecto cubano. Su perspicaz, la habilidad de articular sus opiniones, las criticas constructivas me convencieron a eliminar algunas imágenes, y hasta a cambiar parte de la secuencia.
Un día Joyce me dijo:”Ernesto creo que estas imágenes sean verdaderamente importantes. No veo la hora de verlas editadas. Nunca ha pensado que sucedería si te murieras antes que el libro vea su luz? Me sobresalté. No podía brindarle una respuesta clara. La inusual pregunta me hizo ponderar acerca de nuestra existencia, de la vida y de la muerte, que habían sido exactamente los temas de nuestra búsqueda, de mi vida fotográfica. Me preguntaba si sus palabras querían ser una advertencia, una revelación, o eran simplemente un pensamientos sin un mensaje sobreentendido? No amo hablar de profecías. No estoy adicto a esto tipo de cosas. No quiero saber donde empieza y termina la línea de mi vida.
Sencillamente sonreí. Le conteste que tengo suficientes dosis de optimismo para creer que de una manera o de otra el libro será publicado en el momento oportuno.
El tiempo dirá. Mi testamento para el futuro. EB