Terremoto
El Campo, Cuba 2004
Otro grupo con un solo estudiante. Diez días intensos con una fotógrafa que he acogido en mi vida. Uno o doce es lo mismo, siempre aceptaré mis estudiantes porque la enseñanza es mas que un oficio: es una misión. Cada día se torna mas claro.
Junto a Verónika hemos trascurrido mucho tiempo en el increíble campo cubano y los últimos días fotografiando en las mágicas calles de la Habana.
Le presente mis amigos campesinos. Hemos compartido con ellos fragmentos de su vida, comido juntos, los hemos fotografiado en los simples rituales del cotidiano.
Decidimos llamar el grupo Terremoto en honor a la infinita energía de Adanai, la nieta de cinco año de mi amigo Fidel. Es un verdadero terremoto siempre retozándose, saltando, dando brincos, echando competencias por los campos de tabaco con sus primitos.
Adanai es, sobre todo, una niña feliz y sensible.
Verónika ha sido amable y generosa con toda la gente encontrada. No es una sorpresa que la diosa de la fotografía haya sido muy generosa con ella también.
Diez imágenes que muestran su experiencia personal, su crecimiento como fotógrafa que adora los niños y los ancianos.
Ha escuchado mi enseñanza, la ha asimilado, se ha convertido en parte integral de su nueva manera de ver la vida.
Mi esperanza es que continuará a fotografiar la juventud y la vejez por donde andará. EB
